2×1

¿Cómo se vuelve del 2×1*?

¿Cómo se enseña en las escuelas? ¿Cómo se mira a los ojos de los que fueron jodidos de por vida sin que nos invada la angustia y la vergüenza?

¿Quién puede hoy creer en la justicia minúscula de los tribunales? ¿Quién puede hoy creer en esta iglesia argentina, católica, apostólica y romana, que te obsequia con su desnuda mano izquierda lo que te roba sin rubor con su ostentosa derecha?

¿En qué catecismo se legisla un perdón sin arrepentimiento? ¿Qué samaritano se apiadará de los corazones heridos por esta afrenta?¿Qué categoría de reconciliación es la que promueve el cómplice de un asesino?
¿Cómo se vuelve del 2×1?

¿Qué violencia nos depara el destino? ¿Qué violencia empuñada por el Augusto emperador que rige nuestras vidas? ¿Qué violencia empuñada por un pueblo ofendido en su catacumba?

¿Habrá paz en el corazón de mi tierra cuando en el insomnio de la indignación los justos se revuelvan buscando comprensión y amanezcan recordando esta pesadilla de todos los días?

¿Qué pasará con la patria que se achica? ¿Qué pasará con los niños que crecen ignorados, educados para ser esclavos, robados de la ilusión de cualquier utopía? ¿Qué pasará con nuestros viejos que se irán sin dejar en herencia una patria compartida?

¿Cómo se vuelve del 2×1?

¿Qué pasará con vos cuando retrasen su regreso tus seres queridos, y se llene tu cuerpo de ese miedo, espeso y corrosivo, que alimenta la guerra declarada contra el pobre «que roba y asesina»?

¿Qué será de nuestro futuro cuando volvamos la vista a este pasado que somos hinchados de reproches? ¿Qué pensarán los sabios imaginarios, los dioses de otros tiempos, de esta Argentina elegida por nosotros?

Quizá haya que abandonar las certezas, decirle adiós al largo aprendizaje de mansa aceptación que nos inculcó esta democracia cautivada por sospechosos formalismos, para empezar a pensar otro camino, que nos permita defendernos del horror que se aproxima.

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*La Corte Suprema Justicia de la Nación, conformada por dos nuevos miembros impuestos por Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) por el Presidente Macri a poco de asumir su cargo, y luego confirmados por el Poder legislativo en una negociación viscosa, en un fallo con votación partida en su seno, abrió la puerta con su veredicto en el caso del represor Luis Muiña, a la liberación de algunos de los personajes más siniestros del genocidio cometido en la Argentina.

Como señala Irina Hauser en Página12, criminales como Jorge “Tigre” Acosta, Alfredo Astiz, Jorge Rádice, Ricardo Cavallo o Adolfo Donda, conocidos represores que operaron en la emblemática ESMA, condenados a prisión perpetua en 2011 por secuestros, torturas, violaciones, homicidios y aberraciones sistemáticas cometidas en uno de los centros clandestinos más grandes que funcionó durante la dictadura, estarán en condiciones de beneficiarse de la decisión de la corte y pedir su excarcelación.

Antes de conocerse la decisión de la Corte Suprema, el Episcopado argentino, en una muestra clara de coordinación mediático-ideológica con el nuevo rumbo impuesto al país por el actual gobierno, heredero intelectual y material de la anterior dictadura, sin circunstancia alguna que lo ameritara llamó a la «reconciliación de los argentinos», equiparando una vez más los crímenes de Estado, considerados internacionalmente como «crímenes de lesa humanidad», con los crímenes de las organizaciones guerrilleras.

Ni las fuerzas armadas, ni la Iglesia Católica (cómplice en muchos casos de los crímenes cometidos) han colaborado en la búsqueda de verdad y justicia, sino que, en su mayor parte, han obstaculizado la investigación llevada a cabo en las últimas décadas.

En la Argentina gobierna un partido de extrema derecha, caracterizado por la prensa internacional corporativa como de «centro-derecha» para suavizar el solapado interés de sus holdings por aprovechar este cambio de rumbo en esta nueva fase de saqueo neocolonial a los pueblos del sur.