Bartolomé y el pueblo ignorante

Hace unos días, el director del diario La Nación, Bartolomé Mitre, ofreció una entrevista a la revista brasileña Veja. De acuerdo con el director del diario centenario, el gobierno de Cristina Fernández es una “dictadura con votos”. Los pobres votan a Cristina porque están desinformados y porque el gobierno hace todo lo posible para mantenerlos en una condición cuasi-analfabeta. De acuerdo con Mitre, la Argentina ha dejado de ser un país culto. Hay una élite que utiliza su sapiencia, y una gran masa de ignorantes que votan a personajes como Néstor Kirchner y Cristina Fernández. De esta manera, se reproduce la tiranía de las mayorías.

El concepto es interesante, y pone al descubierto el trasfondo ideológico, xenófobo, que hay detrás de una buena parte de los caceroleros que se congregaron en estos días alrededor del obelisco. Es una expresión que se hace eco de un sentimiento muchas veces expresado por un conjunto de ciudadanos, pagados de sí, en muchos casos de poquísimas luces, que pretenden, contra toda evidencia, pertenecer a la élite cultural del país.

Más allá del hecho incontestable de ser únicamente una clase imitativa, profundamente mediocre desde el punto de vista intelectual y de escasa imaginación, obsesionada por seguir a pie juntillas los mandatos que le vienen de fuera, las declaraciones de Mitre resultan inquietantes, por un lado, pero explicativas.

Por lo tanto, deberíamos tomar nota, porque, nosotros, quienes hemos insistido en la necesidad de una articulación, de una explicitación, de la ideología de las derechas locales, abocada en estos últimos años a camuflar sus convicciones políticas reaccionarias y antidemocráticas, su adhesión al modelo neoliberal de organización socio-económica y su moralismo ultraconservador, festejamos que un representante importante del aparato mediático que sostiene electoralmente a esta derecha, se atreva a dejar de jugar a la virginidad ideológica y nos muestre sus ideas sin disfraces.

A nadie debería sorprenderle la coincidencia en el tiempo de estas declaraciones de Mitre para la revista Deja y las recientes del CEO de Clarín, Héctor Magnetto, emitidas desde Uruguay. La estrategia discursiva es defensiva, ante la inminencia de la aplicación de una ley de la democracia que pone coto a la hegemonía monopólica de estos medios en el mercado audiovisual.

Sin embargo, los argumentos utilizados por Mitre no hacen más que blanquear un sentimiento extendido entre muchos ultra-opositores del actual gobierno que viven la democracia con malestar. Para muchos de ellos sería mejor erradicarla (como ocurrió durante la dictadura del 76-83), readecuarla para hacerla inane (como en las las falsas democracias que se sucedieron a partir de la llamada «Revolución libertadora» en la cual fue sistemáticamente proscripta la candidatura apoyada por el pueblo), o engañando a la ciudadanía para que vote en contra de sus propios intereses (como ocurrió en la era menemista), utilizando para ello el engaño sistemático y la extorsión con el propósito de saquear el Estado. Paradogicamente, estos son los que supuestamente defienden la «libertad de expresión» en la Argentina.