Es fácil entender que los que sufren las consecuencias (de la guerra) consideren que es de una complacencia inaceptable indagar por qué ocurrió y si se podría haber evitado. Comprensible, pero equivocado. Si queremos responder a la tragedia de modo que ayude a las víctimas y evite las catástrofes aún peores que se avecinan, es prudente y necesario aprender todo lo que podamos sobre lo que salió mal y cómo se podría haber corregido el rumbo. Los gestos heroicos pueden ser gratificantes. No son útiles.
NOAM CHOMSKY
La invasión de Ucrania y la guerra en curso nos enfrenta a toda clase de aporías. Es difícil pensar constructivamente lo que está ocurriendo mientras contemplamos en nuestros televisores la destrucción en el terreno y las profecías ominosas que expresan nuestros analistas sobre nuestro futuro global.
La alternativa cómoda en estos momentos es la condena unánime y sin cortapisas del crimen cometido por el gobierno ruso contra el derecho internacional, olvidando enteramente el trasfondo que nos ha traído a las actuales circunstancias.
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