El machismo no se cambia de un día para el otro. Necesitamos toda una vida para dejar de ser machistas.
No se deja de ser machista sólo por fuerza de voluntad. Necesitamos estrategias pedagógicas, necesitamos prácticas, necesitamos instituciones.
No dejo de ser machista por haber puesto un «me gusta» en mi muro.
Yo soy machista, pero estoy convencido que no debería serlo. La pregunta es ¿Qué voy a hacer para dejar de ser machista?
Lo primero es estar atento a mis propias perspectivas y actitudes machistas. Tengo que verme con claridad, sacarme la máscara y trabajar con ello.
Porque estoy condicionado a serlo, porque he sido educado para serlo, porque mis amigos son machistas, porque consumo publicidad para machistas, porque me informo a través de machistas, porque estoy inmerso en un universo de lenguajes y gestos machistas.
Entonces, decir «No» a la discriminación de género, decir No al machismo, decir No a todas las formas de violencia que ejercemos contra las mujeres consiste en asumir un compromiso.
Los compromisos son promesas que nos hacemos a nosotros mismos y a los otros. Esa promesa consiste en ser uno mismo a la luz de la mirada del otro. En este caso, las otras son ustedes (las mujeres) las que nos están mirando.
Ayer salieron a la calle y nos dijeron muy claro a nosotros (los varones): ¡Ni una Menos!, y pusieron al descubierto nuestra hipocresía.